lunes, 19 de enero de 2009

características de los vampiros

La figura del vampiro se encuentra a lo largo de los siglos no sólo en Europa, sino también en Asia, América y Oceanía. El miedo es una de las fuerzas más poderosas que mueve a las personas, y la experiencia del temor a lo misterioso y desconocido se encuentra profundamente presente en la cultura de todas las naciones del mundo. En esta experiencia, la figura del vampiro, con sus evocaciones antropofágicas de telúrica espiritualidad pagana, irresistible sexo salvaje, sangre caliente derramada y gélida autoridad, ocupa un lugar central. En palabras de Albert Einstein, "fue la experiencia del misterio combinada con el miedo lo que engendró la religión". Pero también, siguiendo al famoso científico, "la experiencia más hermosa que se tiene a nuestro alcance es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia. El que no la conozca y no pueda ya admirarse, y no pueda ya asombrarse ni maravillarse, está como muerto y tiene los ojos
Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos.
Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también consumen su carne. Antiguamente, en algunas culturas se consideraba que la sangre no era la base de su sustento, sino el "fluido vital" humano, algo tan etéreo como el alma, que en nuestra cultura se identifica con la sangre. Actualmente algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores de acoso laboral o "Moobing".
No se reflejan en los espejos. Esto no se cumple con el vrykolakas griego, que sí se refleja en ellos.
Se pueden alejar con ajo, pues lo odian por su fuerte olor. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.
Los vampiros por su naturaleza siniestra o demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o agua bendita.
Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápido pero se debilitan junto a las corrientes de agua.
Si se les da sangre de muertos se quedan por un momento paralizados, ya que les quita la fuerza y sus poderes.
En cuanto al aspecto:
Poseen largos y puntiagudos caninos (colmillos) y su piel es muy pálida y fría.
Según algunas culturas, un muerto desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado.
En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas.
En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.
Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o niebla. Sin embargo, la forma que más referenciada ha quedado en la cultura popular es la del murciélago.
Aunque en general se supone que la luz del sol mata a los vampiros, en algunas culturas los vampiros no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos se habla de vampiros que habían viajado a otro pueblo y llevaban una vida normal. En la novela de Bram Stoker, Drácula, el vampiro puede caminar bajo la luz del sol, si bien sus poderes se ven seriamente mermados durante el día.
En algunas zonas de Centroeuropa, existe la creencia de que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal y deja embarazada a su esposa. De esta relación nacía un niño de características especiales (que varían en cada región), que se conocía como dhampiro.
Proyecta sombra, aunque la mueven a placer y según la acción que realicen. Algunos, sin embargo, no poseen dicha sombra.
Algunos, sin sangre, pueden sufrir de amnesia por un momento.
Tienen una afinidad natural con la magia, en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, capaces de dominarla con mucha más facilidad que el hechicero humano más diestro. nublados."

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